Somos un grupo de aficionados a la moto clásica afincados en la Ribera del Duero burgalesa. Por las visitas que recibimos vemos que tenemos seguidores de toda la geografía española e incluso de otras muchas partes del mundo. Con este blog pretendemos informar de noticias relacionadas con la moto clásica y necesitamos de vuestras visitas y de vuestra información para seguir activos. Nos ponemos a vuestra disposición en el e-mail club.motoabuelas@gmail.com.

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VISITA AL TERRITORIO ARTLANZA. 2 DE JUNIO DE 2013. LA CRONICA


Esta vez había que madrugar un poco más que en otras salidas pues la ruta era larga. El día ameneció soleado y, aunque salimos con una buena puntualidad, pronto nos dimos cuenta de que ni una circunstancia ni la otra iban a ser los protagonistas de la jornada. Ya en Aranda nos tocó esperar un buen rato al segundo grupo y durante el camino de ida hasta Lerma (donde repostamos) el aire en contra nos ralentizó la marcha y nos hizo pasar un “frío del carajo”. Dos horas largas más tarde llegamos a Quintanilla sin incidencias, todos, pero con bastante retraso.
Allí nos recibió la mujer de Félix y nos llevó hasta a la entrada del recinto, la verdad es que desde fuera no te haces ni idea de lo que vas a ver. Se accede a través de unas puertas carreteras de las de corral “de toda la vida” y llegas a una placita muy coqueta donde recibes la primera explicación y donde empiezas a abrir los ojos (mejor dicho, empiezas a alucinar) aunque todavía de forma tímida. Sigues por unos soportales donde ves los primeros habitáculos, arcos, rincones y plazas temáticas que te llevan hasta la plaza grande. En este punto ya tienes abiertos del todo los ojos (alucinado del todo) y forzando hacia arriba las cejas piensas, este hombre es un artista, un iluminado, un loco o una mezcla de todo… Y es que a lo largo de estos años ha ido recogiendo lo que en cualquier otro sitio son “zarrias” (machones, adobes, piedras, trastos viejos en general) y los ha ido reutilizando para sus construcciones. Hay tienda, bar, escuelas, patio de comedias, hasta una ermita, es más, ya tiene puestos los cimientos de una nueva plaza, no sé con que nos sorprenderá esta vez…. Al finalizar la visita pasamos por el taller de trabajo donde nos tenía preparadas dos placas de barro para inmortalizar nuestra visita, una para los niños donde plasmaron sus manos y sus dibujos, y otra para el Club donde nos dejó poner lo que quisiéramos, allí dejamos ambas a la espera del horno. Las prisas del anfitrión (tenía que llevar el palio en la procesión del Corpus) nos obligó a una despedida acelerada, a una foto del grupo a la carrera y a cerrar nosotros mismos la valla de su casa. Lo que sí nos dio tiempo es a quedar para una nueva visita más pausada con motivo de nuestra motoabuelada.
De ahí nos fuimos a la preciosa Covarrubias donde nos tomamos un aperitivo (había ganas, estábamos sin almorzar), disfrutamos de sus calles, nos cruzamos con la procesión del Corpus, vimos por la tele como se caía Marquez a falta de dos vueltas y nos fuimos a comer. El menú correcto, la sobremesa cordial, a los postres Luis nos comentó a grandes rasgos la próxima salida oficial, echamos una última parrafada en la calle e iniciamos el camino de vuelta.
Al poco de salir nos equivocamos de cruce y fuimos a dar a un pueblo donde acababa la carretera y tuvimos que darnos la vuelta. A continuación nos desviamos por una carreterucha muy estrecha que sube a un mirador natural, pero qué casualidad hombre, en un tramo donde la cuneta derecha es un precipicio y la izquierda un muro de piedra, que no ve dos coches juntos desde “ni se sabe cuando”, coincidimos de frente con una furgoneta, un todo terreno y dos coches que bajaban. Las motos pasan sin problema pero los sides no. El señor de la furgo ni se tan siquiera se baja, se limita a decir que no cabemos y que el va cargado y no puede salirse de la carretera. Después de darle muchas vueltas y viendo la pasividad del fulano no tuvimos más remedio que sacar los sides y el coche escoba de la carretera, previa búsqueda del lugar menos malo, para que el “señorito y su séquito” pasaran tan ricamente y todo esto sin un triste agradecimiento ni una señal de complicidad, “que huev…. que tenía el tío”. Pasado el “mal trago” logramos llegar a lo más alto donde fuimos testigos de las maravillosas vistas (kilómetros y más kilómetros), de la “rasca” que allí corría y de un nuevo contratiempo. La moto de Isidro rompía un cable y no se podía reemplazar porque se había metido la carcasa dentro del chasis y no entraba por el hueco, había que estrenar el carro del coche escoba pero el side no cabía. Haciendo una “de malabares” lo acoplamos como buenamente se pudo y seguimos la marcha. Bajamos a la carretera principal y allí Javi nos hizo una demostración de cómo una Vespa puede circular por la cuneta, había pinchado la rueda trasera y a duras penas había conservado el equilibrio. Cambio de rueda y ya si, con el aire a favor pudimos llegar, tarde (de nuevo), pero sanos.
En fin, que el día pasó, que la ruta estuvo más que entretenida, que hicimos un par de visitas muy recomendables y que llegamos, que es lo importante. Por tanto, objetivo cumplido y a por la siguiente, que la sierra alcarreña nos espera... 

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