Eran las 9 de la mañana cuando llegamos al
aparcamiento del Hotel en Zamora, la verdad, con unas agujetas importantes en
la ceja derecha producto de dos horas de mirar de reojo al cielo y a esas nubes
que nos hacían temer una jornada pasadita por agua. Nada más llegar ya pudimos
saludar a los primeros participantes, algunos amigos, todos conocidos de otras
ocasiones. Allí había pucelanos, asturianos, portugueses, segovianos,
salmantinos, leoneses... y por supuesto, zamoranos.
Descargamos las motos y desde allí nos
dirigimos a la Plaza Mayor,
lugar donde hicimos las primeras fotos, echamos las primeras parrafadas y tras
un breve paseo por las calles más céntricas de Zamora iniciamos la ruta hacia
Alcañices por Miranda do Douro. Nada más salir se hicieron tres grupos, delante
iba el de las potentes Bmw, Bsa, Norton, Sanglas, Nimbus, etc., en medio íbamos
nosotros con nuestras vespas guiados por Bolita, y en el grupo de cierre iban
nuestros amigos asturianos a los que les marcaba el paso una Vespa faro bajo
pilotada por la única participante conductora. El aire venía de cara y nuestro
grupo se partió en dos, los primeros se quedaron sin guía y tiraron hacia
Alcañices directos, los dos que nos quedamos atrás tuvimos la suerte de que nos
guiaran a los Saltos de Ricobayo donde nos estaba esperando el primer grupo y desde
allí hasta Miranda do Douro donde nos volvió a esperar, después de disfrutar de
una ruta entre pantanos. Si durante toda la mañana habíamos ido despistando el
agua a la entrada de Alcañices nos cayó una de "aupa", un par de
kilómetros que se nos hicieron eternos y en los que no podíamos levantar la
vista de la fuerza con que caía el agua. Después de un pinchito, unas fotos del
grupo y un poquito de sol que nos ayudó a secar la ropa iniciamos la segunda
parte de la ruta con destino a Villardeciervos donde nos esperaba la comida. Alubiones,
ternera o merluza, postre, buena sobremesa y ruta de regreso, esta vez en dos
grupos y a dos velocidades, porque burgaleses y asturianos fuimos a nuestra
marcha y disfrutando del paisaje.
Por la noche tuvimos la cena en un merendero
a lado del Río Duero, conocimos a unos compañeros de León, nos contamos lo que
quisimos y un poco mas y de ahí a dormir.
El domingo amaneció casi raso. Con algunas
bajas respecto del día anterior iniciamos la ruta con destino a las Lagunas de
Villafáfila, también en dos grupos como en la vuelta del día anterior. Una vez
allí nos explicaron mucho y bien sobre los movimientos migratorios de aves
desde el Norte de Europa, los tipos de aves que las realizan y sobre todo
muchas curiosidades, la verdad es que fue muy interesante la visita. A continuación hicimos
una breve parada en un bar de la localidad y tras comprobar que el tiempo se
nos había echado encima, emprendimos el regreso al Hotel por el camino más
corto a la voz de tonto el último.
Concluía así la primera reunión de motos
clásicas de Zamora con el bagaje de casi una treintena de motos, casi cincuenta
personas y un ambiente muy familiar, como querían desde el primer momento sus
organizadores Chano, Lucio y Tomás, a los que les damos un gran aplauso y les
mostramos públicamente nuestro agradecimiento por dedicar parte de su tiempo al
disfrute de todos.
Para finalizar, un cariñoso abrazo para Alfonso con nuestros mejores
deseos… ánimo, valor y a coger al toro por los cuernos, pena de La Alberca, nos
vemos en la próxima.